viernes, 16 de julio de 2010

Bajo las Alas del Altísimo

Cómo podría no amarte Oh Dios, si desde que fuí concebida, ya existía,
Cómo podría no adorarte Oh Divino, si la luz de tu ser está en mí para guiarme
por la senda del amor que todo lo puede, soy bendecida porque tengo ese amor
pues lo siento, lo vivo, lo disfruto y en lo más profundo de mis entrañas vive como
llama flameante con el aceite que permanece para siempre.

Vivo mi camino y en cada paso recorrido existe aquel que me acompaña desde siempre
mientras tanto están esos momentos que me marcan y translucen mi zancada acompasada
hasta llegar a descubrirme y entender que tu vives en Mi, en cada una de mis
células, en cada gota de sangre que en suma me convierten en lo que Soy.

Admiro tu obra y quedo perpleja, más no me siento menos que eso porque vives dentro de mí
Y Qué es la riqueza sino estás en mí, qué es la Sabiduría sino te conozco, qué es la Compasión
sino tengo corazón, como sentir el llamado sino tengo oídos, como abrazar mi Ser sino tengo
Vida.

Agradezco tu bondad Oh gran Dios porque soy residente forastera de este mundo,
lugar de pruebas que acompañan mi camino hacia tí.

Acompaña hoy el atardecer de mi existencia y permiteme saciarme de ese amor que me hace
grande e inmune a lo perverso.

Agradezco ese gran regalo, pues soy privilegiada de tenerlo, pues dice tu palabra, Quien no
ama, nada es. Y quien soy yo sino instrumento de tu amor, amor que rebosa de mi para dar
a manos llenas a aquel que tu esogiste para mí, para que juntos te alabemos, juntos te adoremos
juntos despidamos ese olor a libertad, olor de pureza y lealtad, energía destellante
que fulgura en nuestros ojos para alumbrarnos por doquier.

Bendicenos Oh gran Dios, en nuestra unión, en el fundir de nuestros cuerpos donde no
no existe el tiempo y la distancia, donde solo hay paz, donde no hay miedo ni reproches,
donde reposa la grandeza de tu Ser y guárdanos siempre bajo tus alas, Oh Altísimo Señor!